Joven y obrero. El Beato Nunzio Sulprizio será canonizado el 14 de octubre
El Beato Nunzio Sulprizio será canonizado el 14 de octubre
Así lo anunció en el Consistorio público ordinario de esta mañana el Santo Padre Francisco. El futuro santo había sido un joven obrero italiano de la Región de los Abruzos, a quien el Papa Pablo VI beatificó el 1° de diciembre de 1963. También el Papa Montini será canonizado ese día junto a Monseñor Oscar Arnulfo Romero y otros
Además de Nunzio Sulprizio, ese día serán canonizados también el Papa Giovanni Battista Montini y Monseñor Oscar Arnulfo Romero; junto a Francesco Spinelli, Sacerdote diocesano, Fundador del Instituto de las Religiosas Adoratrices del Santísimo Sacramento; Vincenzo Romano, Sacerdote diocesano; María Caterina Kasper, Virgen, Fundadora del Instituto de las Pobres Esclavas de Jesucristo y Nazaria Ignazia de Santa Teresa de Jesús, en el siglo Nazaria Ignazia March Mesa, virgen, Fundadora de la Congregación de las Religiosas Misioneras Cruzadas de la Iglesia; quien era española y transcurrió la mayor parte de su vida de apostolado en Bolivia.
Del Beato Nunzio Sulprizio, que vivió grandes sufrimientos con enorme fe y docilidad a la voluntad de Dios, destacamos que había nacido en Pescosansonesco, en la Provincia italiana de Pescara, el 13 de abril de 1817.
En efecto, el 1° de diciembre de 1963, ante numerosos obispos de todo el mundo, presentes en Roma para el Concilio Ecuménico Vaticano II, el Papa Pablo VI, quien también será canonizado el 14 de octubre, al proclamar Beato a Nunzio Sulprizio, decía en su alocución:
La santidad juvenil
“Nunzio Sulprizio terminó santamente su vida temporal en Nápoles el 5 de mayo de 1836, cuando solamente contaba diecinueve años. En julio de 1859 pío IX lo declaró venerable, en virtud del decreto que introducía el proceso que ahora acaba de terminar, y León XIII, en 1891, declaró heroicas las virtudes del joven de Abruzos, comparando su figura a la de San Luis Gonzaga, con motivo del tercer centenario de la muerte de este santo, por la devoción que Nunzio Sulprizio le dispensó, y por la brevedad con que ambos cerraron el ciclo de su vida en la tierra, distintos en el aspecto histórico y social, los dos jóvenes proporcionan a la Iglesia el gozo y la gloria de una misma virtud: la santidad juvenil”.
Joven y obrero
De la vida del nuevo Beato, el Papa Montini destacaba los principales aspectos característicos de su existencia, a saber: “La corta duración de la vida del Beato Nunzio Sulprizio y el hecho de haber sido obrero durante algunos años, duros y tristes, de su adolescencia, pobre y simple aprendiz en el pequeño taller de un herrero”. Joven y obrero – decía el Papa Pablo VI –, ahí tienen el binomio que creemos define al nuevo Beato; un binomio de tal esplendor e importancia, que sobra para llenar de interés su breve y descolorida biografía”.
¿Puede un joven ser santo?
Y añadía: “No decimos nada de su biografía, pues por su brevedad y sencillez los que no la conozcan la podrán saber fácilmente. Nos preocupa, en cambio, en esta ojeada sintética y fugaz, afirmar que estas dos prerrogativas del nuevo Beato – ser joven y obrero – son compatibles con la santidad. ¿Puede un joven ser santo? ¿Puede un obrero ser santo? Y más interesante será aún si conseguimos probar que este apreciado joven no sólo fue digno de la beatificación en cuanto joven y obrero, sino precisamente porque fue joven y obrero”.
Beatos y santos: espejo para conocernos a nosotros mismos
Por esta razón Pablo VI recordaba cuáles son nuestras condiciones de espíritu cuando presumimos conocer esos tipos humanos singulares, o mejor excepcionales, a quienes llamamos beatos o santos. “Si nos fijamos con detenimiento – afirmaba – cuando estudiamos con el interés de la psicología moderna su vida, inconscientemente estudiamos la nuestra”.
“Los Beatos, los Santos – proseguía – los héroes, los hombres perfectos, nos sirven hoy de espejo para conocernos a nosotros mismos”. Y añadía que su culto “nos lleva a estudiar al hombre, su historia, la conciencia humana de esa eficacia y penetración, que es suficiente de por sí para recomendarlo como sabio y providencial”. De modo que “el estudio de la santidad vivida nos lleva al descubrimiento de las manifestaciones humanas más elevadas y características, y, por tanto, más dignas de atención y asimilación. Es un estudio maravilloso, porque descubre en los elegidos propuestos a nuestra veneración e imitación una identidad fundamental: la naturaleza humana. ‘¿Si éstos o éstas, por qué no yo?’, decimos con San Agustín”.
La Iglesia piensa en los trabajadores
Y dirigiéndose a los trabajadores, Pablo VI les decía que este pobre y sufrido colega suyo les daba un mensaje con muchos temas. “El mensaje del Beato Nunzio Sulprizio es, ante todo, que la Iglesia piensa en ellos, que confía en ellos y los aprecia, que ve en su condición la dignidad del hombre y del cristiano, que el peso mismo de su trabajo es el título para su promoción social y para su grandeza moral”.
A la vez que agregaba que el Beato Nunzio también dice en su mensaje que “el trabajo es sufrimiento y que también tiene necesidad de protección, de asistencia y ayuda para que sea libre y humano, y permita a la vida su legítima expansión”.
Fuente: VaticanNews - María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano