Santa María Bartolomé Capitanio

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Bartolomea

MARIA BARTOLOME, EL GUSTO POR LA CARIDAD

Desde estas páginas deseamos presentar la figura de María Bartolomé Capitanio, canonizada en Roma el 18 de mayo de 1950  junto a Vicenta Gerosa, por el papa Pío XII. Ella nos presenta un modelo de santidad actual, en sintonía con las indicaciones de Juan Pablo II, que propone a los cristianos del tercer milenio el llamado a la ‘plenitud’ de la vida cristiana (NMI, n. 311), de Benedicto XVI en la Encíclica Deus charitas est (cf. n. 18) y del papa Francisco en la exhortación apostólica Gaudete et exsultate  (cf.  nn. 3-5).

María Bartolomé Capitanio nace en Lóvere, floreciente centro comercial ubicado en la orilla norte del lago de Iseo, el 13 de enero de 1807, primogénita de Modesto Capitanio y Catalina Canossi.  Tienen otros seis hijos, de los cuales solo vive Camila, porque todos mueren muy pequeños. El padre, comerciante de granos, lleva adelante un pequeño negocio con el cual mantiene a su familia. La niña crece vivaz y emprendedora, dotada de una inteligencia no común.

La mamá, no pudiendo dedicarle el tiempo que María Bartolomé necesita por los compromisos del negocio, para alejarla de los peligros y darle una buena instrucción la confía a las Clarisas, que tienen en el pueblo un colegio donde brindan educación a las jóvenes, según las leyes napoleónicas del tiempo.

Aquí con solo doce años – como afirman los testimonios – jugando saca en suerte la pajita más larga, que indica que sería la primera en ser santa, decide ser "santa, gran santa, pronto santa". Descubre en su vida los signos concretos del amor de Dios, conquistada y fascinada por ese inmenso, inmerecido, gratuito amor, siente la necesidad de corresponder con todo su entusiasmo y su decidida voluntad. Comprende que no hay otro modo para corresponder al amor de Dios que el de amar concretamente a los hermanos, como Él lo hizo encarnándose, ofreciendo su vida en la cruz, entregándose totalmente en la Eucaristía. Entonces, apenas deja el colegio, sin descuidar los deberes familiares, atiende a las personas más necesitadas de su pueblo: las jóvenes abandonadas y en situaciones de riesgo, para quienes con la ayuda del párroco abre una pequeña escuela y reaviva con distintas iniciativas el oratorio ya iniciado por Catalina Gerosa en su casa. Asiste a los enfermos abandonados y los que están en el hospital, edificio donado por la ‘señora’ Catalina con una herencia dejada por su tío. Visita a los encarcelados. Se mantiene en contacto por medio de cartas con tantas jóvenes de su edad y con los sacerdotes de los pueblos vecinos para retomar la práctica cristiana después de la ola de irreligiosidad y de anticlericalismo que envolvió a Italia luego de la revolución francesa. El paso de los ejércitos napoléonicos dejó a la población en la más profunda desolación material, moral y espiritual.

La actividad de María Bartolomé es incansable, sostenida por una intensa vida de oración, que impregna cada momento de la jornada, vivida en intimidad esponsal con su Señor. Comprende que para dar continuidad a los compromisos iniciados es necesario fundar un Instituto "cuyo fin sea las obras de misericordia". Con el apoyo del párroco y del director espiritual, el padre Angel Bosio, en medio de tantas dificultades y tribulaciones, lo inicia en una situación de extrema precariedad, en una casa muy pobre, con una sola compañera, Catalina (luego hna Vicenta). A los cinco meses del comienzo, una grave enfermedad pulmonar en tres meses la lleva a la muerte con solo 26 años. Ella acoge con serenidad la llamada del Señor, con la certeza que desde el cielo ayudaría más al Instituto. A su muerte todo parece concluido porque Catalina, ya avanzada en edad, no se siente capaz de llevar adelante el proyecto de María Bartolomé. Pero, invitada por el párroco y apoyada por el padre Angel Bosio, por obediencia y en la fe lo lleva adelante, con fidelidad y santidad de vida. Así el Instituto crece rápidamente extendiéndose en el Lombardo-Véneto y en el Tirol.

En 1860 las hermanas son solicitadas para ir a Bengala (India) y así el Instituto continúa expandiéndose, donde "la necesidad es grande y urgente", así como lo deseaba la Fundadora.

Hoy estamos presentes en 20 naciones de cuatro continentes. El Instituto fue poco a poco adquiriendo un rostro internacional. Así nació de aquella pequeña semilla, sembrada con confianza en la tierra loverense, que aceptó morir para que el Señor la hiciera fructificar para el bien de los hombres de su tiempo y del nuestro.

Las hermanas de caridad de las santas Bartolomea Capitanio y Vicenta Gerosa  (SCCG) con profunda gratitud por el don que Dios les hizo a ellas y a la Iglesia, se comprometen a ser testimonio del amor del Redentor para toda persona, cualquiera sea su raza, lengua, cultura, religión, nivel social, con una vida dedicada a la caridad, como lo hicieron María Bartolomé y Vicenta.

Son llamadas Hermanas de la Virgen Niña porque custodian en el Santuario en Milán, en vía S. Sofía 13, una imagen donada al Instituto en 1842.

 

 

 

 

 

13.01.1807             nace María Bartolomé, primogénita de Modesto Capitanio y Catalina Canossi

14.01.1807             es bautizada por el padre Giacomo Pedretti

06.04.1812             nace su hermana Camila

           1817               recibe la Eucaristía por primera vez

11.07.1818             entra al colegio de las Clarisas

 1822-1824             se queda en el colegio como maestra asistente

18.07.1824             regresa a su casa

           1824               frecuenta el oratorio en la casa de Catalina Gerosa, su amiga

           1825               comienza a enseñar en su casa

     11.1826              es ecónoma y directora del hospital abierto en un edificio donado por Catalina Gerosa

           1829               se consagra a Dios con el voto de caridad

12.06.1830             es reconocida idónea para la enseñanza

26.04.1831             escribe sus intuiciones referentes al Instituto que quiere fundar

17.10.1831             muere su papá asistido con mucho amor por ella

22.03.1832             adquiere Casa Gaia como sede del Instituto

21.11.1832             María Bartolomé y Catalina se unen para dar inicio al Instituto, con la presencia de los sacerdotes Rusticiano Barboglio y Angel Bosio

01.04.1833             María Bartolomé se enferma gravemente

26.07.1833             María Bartolomé muere dejando a Catalina la tarea de continuar la obra apenas comenzada

18.05.1950             es declarada santa junto a Catalina (Vicenta) por Pío XII

 

 

 

Para conocer más visita la página: www.suoredimariabambina.org